Otro dibujito animado, éste sin ánimo didáctico, aunque si moralizante. La historia, que me hacía brotar lágrimas, era la de una huerfanita que era enviada a vivir con su hosco y gruñón abuelo en una cabaña al pie de los Alpes. Como si esto fuera poco, no recuerdo exactamente los vericuetos del guión, Heidi era separada de su abuelo y su amigo Pedro, cuando por fin había logrado una vida medianamente apacible, y enviada a un nuevo hogar, creo que como dama de companía o algo así, de una ¡paralítica!, Clarita, quien resultó ser un pan de dios, pero como no podía ser de otra manera, venía acompañanada de una malísima institutriz, cuyo nombre no recuerdo. En fin, tampoco recuerdo cómo termina, pero sí me invade la imagen imborrable del tocadiscos portátil rosado a pilas (todo un tesoro infantil) que poseían mis acaudaladas amigas, las hijas del dentista, y con el que pasábamos interminables tardes en el campo, donde no había electricidad, jugando a que éramos los personajes de la historia mientras sonaba la cancioncilla.
5- CINEGRAF
Este si que es una joya entre los OVNIS. En casa se utilizaba sólo en ocasiones muy especiales: cumpleaños, reunión con amigos y algún día que hubiera mucha buena voluntad de parte de los adultos porque el artefacto en cuestión no era nada amigable: constaba de una lámpara cuya temperatura rapidamente excedía la soportable por el rollo de "película", así que se podía encender un ratito, a los pocos minutos había que apagarlo, esperar que enfriara y volver a prenderlo, todo ésto con una audiencia impaciente y molesta y un resultado final más que deprimente: proyectaba una historieta que se hacía avanzar manualmente, viñeta por viñeta, y que había que ir leyendo (de audio, ni hablemos) y que creo recordar acertadamente, estaba ilustrada horrible y bicromáticamente en rojo y azul. Al menos las nuestras eran así. Debo reconocerle al cinegraf que incentivó mi creatividad al impulsarme a escribir mis propios guiones y dibujarlos con fibras Sylvapen en papel de calcar Rivadavia (que era mas trasparente que otros) con un resultado espantoso en la ampliación final al proyectarlos: no se entendía nada, ni los dibujos, ni las palabras. Aunque resulte dificil de creer era un chiche absolutamente deseable.