5 de marzo de 2009

Historia de una hormiga distraída (cuento para Lolita cuando se cayó y se lastimó un dedo)

Había una vez una hormiga que se llamaba Juanita que vivía en un bosque en un hormiguero junto a su mamá y a otras hormigas.
Juanita, como muchas de sus amigas, tenía un trabajo que le gustaba mucho: salir al bosque a recolectar todo aquello que pudiera servir de alimento a una hormiga.  Así volvía cargada de hojitas, semillas, pedacitos de frutos o simplemente ramitas.
Pero lo que a Juanita verdaderamente le gustaba de su trabajo era pasear.  Ella era muy feliz cuando caminaba por el bosque mientras observaba las flores de colores que le regalaban su perfume, las mariposas que revoloteaban de aquí para allá y escuchaba el sonido que hacía el viento al correr entre las hojas de los altos árboles.
Una mañana Juanita se despertó como todas las mañanas, se lavó la cara, desayunó y salió a realizar su trabajo.
Era una mañana hermosa, las nubes parecían pedacitos de algodón sobre un cielo azul, las flores la saludaban con sus más ricos aromas y el sol brillaba como una gran moneda de oro.
De pronto pasó una mariposa desplegando sus alas multicolores y Juanita la miró embobada. Iba pensando que nunca antes había visto una mariposa así, con tantos colores, cuando ¡PUM! se cayó al suelo:  ¡Se había tropezado con una piedra!  Así, desparramada sobre la piedra, comenzó a llorar porque una de sus patitas le dolía mucho.
-¡Buá, buaá, buaaaá! ¡Mi patita, mi patita!-gritaba Juanita.  Es que se había lastimado al caerse.
Rapidamente llegaron sus amigas, las hormigas, quienes le ayudaron a levantarse y la llevaron a upa hasta el hormiguero.
Cuando la mamá de Juanita escuchó su llanto y la vió llegar a upa le dijo: -Hija, ¿qué te pasó?-
-Me lastimeeé la patiiiitaaa, maaamaaaá.  Y me dueeele muuucho. Buaaaá, buaaaaá-le respondió entre lágrimas y mocos, Juanita.
-Bueno, hijita, no te preocupes, te voy a poner una curita y tu patita se va a sanar, pero eso sí, no vas a poder ir al bosque por unos días-
- Pero, mamá, si a mi lo que más me gusta es ir al bosque... ¡Por favor!-
-No, Juanita, tu patita tiene que descansar para poder curarse bien.-
-Bueno, está bien- dijo Juanita refunfuñando un poquito.
-Y además me tenés que prometer que nunca más vas a estar tan distraída- le pidió su mamá.
-Está bien, mami, te lo prometo.-
Así fue como después de unos días de estar en el hormiguero sin salir a su amado bosque la patita de Juanita fue sanando.  Un día su mamá le sacó la curita y la patita estaba curada:  ¡Juanita podía volver al bosque!
Pero Juanita cumplió su promesa y aunque las flores y las mariposas y las nubes y el sol le seguían gustando tanto como antes, caminaba prestando atención y ya nunca más volvió a tropezarse.