26 de septiembre de 2007

CORRE, LOLA, CORRE





Y la madre, que soy yo, atrás.

Lolita, inalcanzable la mayor parte del tiempo, excepto cuando quiere mimos.

¿Por qué Lola aquí?

Como es sabido, niños y animales siempre venden. Además, obedezco al principio de la madre moderna, según mi amiga Pía: cuando uno tiene un hijo se pierde todo: la vergüenza, la modestia, la objetividad. ( Y por favor, no digan -"no, a mi no", porque se los aseguro, NADIE, absolutamente NADIE, se salva del estado de obnubilación y pérdida de la capacidad de discernimiento que conlleva la existencia de un hijo).

Yo era de las que no entendía cómo una mujer que tiene un hijo no puede ya mantener nunca más una conversación normal con otra, tanto por el tema insistente y repetido (obviamente, el pequeño monstruo), como por las permanentes interrupciones que el pequeño monstruo se obstina en producir toda vez que su madre habla con alguien por la vía que sea, que no sea él.

Ahora soy de las que entienden...